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Los ciberataques son una amenaza constante para las empresas de todos los tamaños. En España, los ataques de ransomware están en constante aumento, y el país se encuentra en la tercera posición de Europa en cuanto a número de ataques.

En este artículo, compartiremos las cuatro fases que todas las empresas deben seguir para frenar un ciberataque. Estos pasos se basan en el marco de respuesta ante incidentes de ciberseguridad del Instituto Nacional de Estándares y Tecnología (NIST).

Fase 1: preparación

En esta fase, las organizaciones se preparan para hacer frente a los incidentes cibernéticos antes de que ocurran. Esto implica identificar los posibles escenarios de ataques y cómo responder a ellos.

Para llevar a cabo esta preparación, las organizaciones deben establecer las herramientas y recursos adecuados. Esto incluye la capacitación del equipo y la implementación de medidas de seguridad para evitar incidentes. La planificación y la realización de pruebas y simulacros son esenciales para garantizar la eficacia de la respuesta.

Fase 2: detección y análisis

La detección y el análisis de incidentes cibernéticos suelen ser la parte más difícil de la respuesta ante incidentes. En esta fase, se trata de identificar y evaluar los incidentes con precisión para determinar la respuesta adecuada.

En esta etapa, se utilizan diversas técnicas y herramientas para detectar incidentes. También se supervisan sistemas y redes, y se utiliza la monitorización en tiempo real. La integración de estas actividades en sistemas de gestión de la información y eventos de seguridad (SIEM) es fundamental para agilizar el proceso de detección y análisis.

Fase 3: contención y erradicación

Aquí, el objetivo es reducir al máximo las consecuencias del incidente y acabar con la amenaza que afecta los servicios.

La contención se trata de aplicar medidas previamente establecidas para evitar que los daños causados por el incidente aumenten. Estos daños pueden incluir el cifrado de archivos, la exfiltración de información, la destrucción de datos o equipos, daños a la reputación o incluso intrusiones de largo plazo en los sistemas y redes de la organización.

La erradicación se centra en eliminar la parte activa de la amenaza. Esto podría implicar la eliminación de malware, la corrección de vulnerabilidades explotadas o la restauración de sistemas comprometidos.

Fase 4: lecciones aprendidas

Esta etapa es fundamental, aunque algunas veces pasada por alto. Aquí es donde el equipo de respuesta y otros roles implicados en el incidente analizan lo que sucedió y cómo se manejó el incidente. El objetivo es aprender de la experiencia para mejorar la preparación y la respuesta futura.

En esta fase, se extraen conclusiones del análisis posterior del incidente. El enfoque está en la mejora continua de los protocolos y el rendimiento del equipo. Cualquier lección aprendida que pueda mejorar la capacidad de la organización para enfrentar futuros incidentes es bienvenida. Estas lecciones se incorporan a los protocolos de respuesta y se prueban en simulacros posteriores.

 

Siguiendo estas 4 fases, las organizaciones pueden mejorar sus posibilidades de frenar un ciberataque. Sin embargo, es importante recordar que no existe una solución perfecta y que siempre es posible que se produzcan incidentes. Por ello, es importante contar con un plan de respuesta ante incidentes bien diseñado y probado.

 

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